miércoles, 26 de octubre de 2011

PERMITELE ENTRAR EN TU VIDA



“Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos… Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad” (Hebreos 4:14 y 16).
Cristo, el hijo de Dios está en el cielo intercediendo por cada uno de nosotros.  Allí Jesús realiza una tarea especial, él es un sacerdote que ministra por nuestras vidas, su abnegado sacrificio, su muerte de amor, su vida perfecta es cambiada por nuestras culpas y errores, y de esa forma somos aceptados como si no hubiésemos pecado, como si fuésemos perfectos.
Puedes estar seguro de esto pues en su palabra declara: “Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los ha librado de culpa, mediante la liberación que se alcanza por Cristo Jesús” (Romanos 3: 24).
Jesucristo ha prometido volver a la tierra, su segunda venida será un acontecimiento glorioso que pondrá fin al sufrimiento, la enfermedad, la vejez, y la muerte.
“Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar donde yo voy a estar” (Juan 14:3).
Los sucesos que a diario vemos nos indican que Cristo muy pronto vendrá, él viene a recompensar a cada uno y buscar a quienes hayan aceptado su sacrificio de amor.
La segunda venida de Cristo es el evento maravilloso que nos llena de esperanza.
Es tiempo de que tomes conciencia de tu situación ante Dios. Él mismo te está llamando hoy para que vengas a él, para que le permitas entrar en tu corazón y vivir en tu vida. Dios te promete salvación y vida eterna. Su más grande anhelo es hacerte ciudadano de su reino.
¡Cristo vendrá muy pronto a buscar a sus amigos! Tú puedes ser uno de ellos. Reconoce tu condición, acepta que eres pecador, acepta a Jesucristo como tu salvador personal, síguele y vive conforme a las enseñanzas de su Santa Palabra, la Biblia.
Entonces, podrás recibirle con gozo aquel día estupendo cuando venga por segunda vez en las nubes de los cielos y exclamarás: “Este es nuestro Dios, en el confiamos y el nos salvó. Alegrémonos y gocémonos, el nos ha salvado” (Isaías 25:9).